Si inculcar hábitos de reflexión siempre han sido rutinas a agradecer, y una herramienta muy buena para ello es escribir en un diario, ¿por qué no fomentar la llevanza de un DIARIO LABORAL desde la misma Formación Profesional?
Empezaríamos a rellenar el diario con contenido de FOL, seguiríamos escribiendo en periodo estival, lo reconduciríamos con EIE, para, dejándolo todo bien guardado, hilvanarlo posteriormente con las siguientes páginas que irán recogiendo nuestros andares en la vida real.
Desde luego, aunque no hayamos escrito nunca en un diario, son tareas inherentes a nosotros mismos y a nuestra condición. No hay duda de que nuestra reflexión en el ámbito laboral será sistemática, otra cosa es el grado de profundidad que podamos alcanzar en ella, y una buena forma de fomentar este tipo de rutinas es empezar a trabajar nuestro diario desde la F.P. y en las mismas aulas.
Se trataría de plasmar cronológicamente cuantos datos consideremos necesarios, así como nuestros sucesos, esfuerzos y crecimiento personal sin agobios y sin vulnerar para ello ningún código deontológico. Además, tras los estudios, el ritmo de aportaciones a nuestro diario podría ser más flexible a criterio personal.
¿Os imagináis leyendo vuestras primeras páginas del diario dentro de unos años?
¿Habéis pensado en la posibilidad de que puedan ser leídas por vuestros/as hijos/as?
¡Wau! ¡Piel de gallina! En mi caso, yo tengo guardado como oro en paño uno que hice de jovencita, y aunque no es de tipo laboral, sin duda para mi siempre será toda una joya.
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